NUESTRAS RECOMPENSAS ETERNASCharles Stanley
septiembre 06, 2018
Apocalipsis 4.9-11
9 Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y rendían sus coronas delante del trono exclamando: 11 «Digno eres, Señor y Dios nuestro,de recibir la gloria, la honra y el poder,porque tú creaste todas las cosas;por tu voluntad existeny fueron creadas.»
Revelation 4:9-11 | NVI
A lo largo de la Biblia, encontramos referencias a coronas. Echemos un vistazo a cómo revelan ellas las recompensas eternas de amar a Jesucristo y seguirle con obediencia.
1. La corona de victoria.
Para terminar bien la vida, los creyentes necesitamos resistencia olímpica. Los atletas en esos antiguos juegos eran coronados con una guirnalda perecedera de hojas de laurel. Pero cuando nos concentramos en nuestro ministerio dado por Dios y triunfamos sobre el pecado, se nos dará una corona imperecedera (1 Co 9.25-27). 25 Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. 26 Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. 27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
1 Corinthians 9:25-27 | NVI
2. La corona de regocijo.
Cualquier creyente a quien ministramos por el poder de Jesucristo será “nuestra gloria y gozo” ante el Señor (1 Ts 2.18-20). Solo imagine cómo se regocijará en el cielo al ver y hablar con las personas por las que se preocupó, que aprecian su inversión espiritual en ellas.
18 Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió. 19 En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de *orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? 20 Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría.
1 Thessalonians 2:18-20 | NVI
3. La corona de justicia.
Seguir a Cristo no es fácil, pero hay una gran recompensa por vivir con rectitud ante la tentación o las dificultades. Los creyentes que procuran la vida de santidad pueden esperar lo que ha de venir y encontrarse con Dios con una conciencia limpia (2 Ti 4.6-8). 6 Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. 7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. 8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
2 Timothy 4:6-8 | NVI
4. La corona de la vida.
La angustia y el dolor son inevitables en esta vida, pero podemos animarnos porque en la adversidad se logra mucho crecimiento espiritual. Soporte con paciencia para recibir la corona de vida que el Señor prometió a los que le aman.
Stg 1.12. 12 *Dichoso el que resiste la *tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.
James 1:12 | NVI
¿Qué haremos en el cielo con las coronas que Dios nos ha dado? Las colocaremos a los pies del Señor como tributo a Aquel que nos salvó, nos dio dones, nos capacitó y vivió en nosotros.
Todo lo bueno y justo nos llega a través del Señor, y por eso merece nuestras coronas.
Amigos cristianos en todas las naciones; este debe ser nuestro incentivo llegar a La Casa de Nuestro Padre Celestial llevándole una ofrenda de nuestras vidas en santidad, alabanza, obediencia, servicio, el cual usamos en ayudar a nuestro prójimo con los dones y talentos recibidos por Su Espíritu Santo; y lo batallamos; por qué en la vida terrenal no nos fue fácil cohabitar con el prójimo; pero la paciencia, resistencia, persistencia y Sabiduría Divina, nos alentó para seguir adelante con nuestro propósito Divino; «Dar lo mejor de nosotros espiritualmente en el lugar donde Mi Señor Jesucristo nos llevó; así recibiremos las coronas; rindiéndolas a los pies de Nuestro Señor y Salvador.!
Amen.!
Jcoa.!