CÓMO PONERLE FIN AL JUEGO DE LA CULPACharles Stanley.!
marzo 08 2018
Gálatas 5.19-25
19 Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; 20 idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, *fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
Galatians 5:19-25 | NVI
Hay algo en nuestra naturaleza humana que se resiste a ser controlado por otros. Aunque en apariencia podemos someternos a la autoridad, es posible que no aceptemos la obediencia en nuestros corazones. Por dentro, podemos estar actuando como el niño que es disciplinado por uno de sus padres: obedece la orden de sentarse, pero al mismo tiempo piensa: ¡Por dentro sigo de pie!
Esta es la actitud que conduce a las obras de la carne descritas por Pablo en el pasaje de hoy. Aunque no tenemos ningún poder para controlar lo que otros hagan o digan, tenemos al Espíritu Santo que puede gobernar nuestra manera de reaccionar. Con frecuencia tratamos de culpar a otra persona por nuestras acciones. Las justificamos diciendo: “¡Es que me hizo enojar!”. Cuando en realidad, somos nosotros quienes elegimos estar enojados, con o sin razón.
Cada vez que alguien nos lastime o frustre, podemos decidir si vamos a reaccionar de manera cristiana o mundana. No importa cuánto tratemos de culpar a otros, el Señor no es engañado por nuestra maniobra. Él ve el corazón. Cada uno de nosotros es responsable ante Él por nuestras acciones.
Podemos pensar que el juego de la culpa nos hace quedar mejor, pero Dios no puede ser engañado. Los seguidores de Cristo están llamados a sembrar la paz, y a producir el fruto espiritual de amor, gozo y benignidad (Gálatas 5.22, 23). En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, *fidelidad, 23 humildad y dominio propio.
Galatians 5:22-23a | NVI
Si estamos aferrándonos a la culpa, lo único que está creciendo es la “maleza” emocional que nos separa de Dios. Las respuestas que Él desea son el perdón cuando seamos heridos, y el arrepentimiento cuando hayamos pecado contra otra persona.
Amigos cristianos en todas las naciones, en nuestras relaciones diarias con el prójimo encontramos estas dos situaciones: de bienestar o de malestar; por que vivimos en un mundo compartiendo el carácter y forma de ser del prójimo; podemos encontrarnos en situaciones donde tenemos problemas por las ideas, conducta, en relación a las costumbres, educación, urbanidad, que compartimos en nuestro diario vivir y es de nosotros poder solucionar de acuerdo a nuestra conducta cristiana y no dejarnos llevar por los actos mundanos que nos rodean.
Debemos ser testimonio de llevar o tener el fruto del Espirtu Santo, que nos identifiquen y más bien admiren o deseen ser como cada uno de nosotros somos, Hijos de Dios, Hermanos en la Fe y la Sangre de Mi Sr Jesucristo llevando el fruto del Espíritu Santo en todo tiempo, Montero y lugar.!
Amen.!
Jcoa.!