¡Libertad verdadera!Charles Stanley.!
Juan 8.31-36
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.33 —Nosotros somos descendientes de Abraham —le contestaron—, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?34 —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. 35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre. 36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.
John 8:31-36 | NVI
Cuando Jesús nació, los israelitas estaban siendo oprimidos. Esperaban al Mesías prometido, que les traería victoria y libertad.
Pero, en vez de derrocar a los romanos, Jesús les habló de respetar la autoridad y mostrar amor a los enemigos. En lugar de lograr la victoria para los judíos solamente, Él trajo bendición incluso a los despreciados gentiles (Jn 4.4-30, Lc 7.6-10). 4 Como tenía que pasar por Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.[S]787 -8 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo:—Dame un poco de agua.9 Pero como los judíos no usan nada en común[T] con los samaritanos, la mujer le respondió:—¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?10 —Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.11 —Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?13 —Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.15 —Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.16 —Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús.17 —No tengo esposo —respondió la mujer.—Bien has dicho que no tienes esposo. 18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.19 —Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. 20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.21 —Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad,[U] porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.25 —Sé que viene el Mesías, al que llaman el *Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.26 —Ése soy yo, el que habla contigo —le dijo Jesús. Los discípulos vuelven a reunirse con Jesús 27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de verlo hablando con una mujer, aunque ninguno le preguntó: «¿Qué pretendes?» o «¿De qué hablas con ella?»28 La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente:29 —Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el *Cristo?30 Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús.
John 4:4-30 | NVI
6 Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle: —Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo. 7 Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo. 8 Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace. 9 Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó: —Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande. 10 Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo.
Luke 7:6-10 | NVI
El pueblo esperaba que Jesús se impusiera a la nación dominante por medio de una batalla, pero Él permitió que quienes tenían la autoridad lo crucificaran.
Por eso, por creer que Jesús no era el Salvador prometido que liberaría al pueblo escogido de Dios, los judíos lo rechazaron. No entendieron que lo que más le interesaba a Cristo era la libertad de nuestros corazones. Vino para liberarnos de la esclavitud del pecado, aunque no siempre nos libera de nuestras circunstancias actuales.
Una carta que recibí ilustra esto muy bien. Después de quince años de prisión por hechos delictivos y su relación con las drogas, esa persona me decía que el mundo lo había abandonado. Se sentía desesperado, hasta que fue salvo y comenzó a seguir a Cristo. Ahora, la amargura y la ira se han ido, y está lleno de paz y alegría. Ha sido liberado. Todavía enfrenta tentaciones y aún está en la cárcel, pero ha experimentado la libertad verdadera.
Cristo vino por nosotros; murió para pagar por nuestro pecado. ¿Ha aceptado usted ya la salvación de Cristo? Caminar con Cristo es caminar en libertad; por tanto, apóyese en el poder de Él, y elija el buen camino.
Amigos cristianos en todas las naciones, Mi Sr Jesucristo es nuestro libertador, nos libro del pecado, dándonos la, oportunidad de confesar siempre nuestras culpas y transgresiones a sus Santos Mandamientos, entregándonos en la cruz del calvario arrepentidos de haber obrado mal en nuestra conducta cristiana, permitiendo que el mal ejemplo del mundo nos tome y nos dejamos llevar por el pecado.
Arrepintámonos dándole la espalda al pecado, (Metanoya) y sujetémonos a Mi Sr Jesucristo para que nos guíe en el camino de la salvación.
Necesitamos seguir la vida y ejemplo de Mi Sr Jesucristo para que podamos, ministrar la vida de las personas que están a nuestro alrededor llevándolas al conocimiento de vivir para Cristo eternamnete.
Amen.!
Jcoa.!