¡Una fe inquebrantable!Charles Stanley.!
Daniel 1.1-20
1 En el año tercero del reinado del rey Joacim de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió.
2 El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Babilonia y puso en el tesoro del templo de sus dioses. 3 Además, el rey le ordenó a Aspenaz, jefe de los oficiales de su corte, que llevara a su presencia a algunos de los israelitas pertenecientes a la familia real y a la nobleza. 4 Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los *babilonios. 5 El rey les asignó raciones diarias de la comida y del vino que se servía en la mesa real. Su preparación habría de durar tres años, después de lo cual entrarían al servicio del rey.6 Entre estos jóvenes se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de Judá, 7 y a los cuales el jefe de oficiales les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.8 Pero Daniel se propuso no *contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse. 9 Y aunque Dios había hecho que Daniel se ganara el afecto y la simpatía del jefe de oficiales, 10 éste se vio obligado a responderle a Daniel: «Tengo miedo de mi señor el rey, pues fue él quien te asignó la comida y el vino. Si el rey llega a verte más flaco y demacrado que los otros jóvenes de tu edad, por culpa tuya me cortará la cabeza.»11 El jefe de oficiales le ordenó a un guardia atender a Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Por su parte, Daniel habló con ese guardia y le dijo: 12 «Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer sólo verduras, y de beber sólo agua. 13 Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros.»14 El guardia aceptó la propuesta, y los sometió a una prueba de diez días. 15 Al cumplirse el plazo, estos jóvenes se veían más sanos y mejor alimentados que cualquiera de los que participaban de la comida real. 16 Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió alimentándolos con verduras.17 A estos cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia. Además, Daniel podía entender toda visión y todo sueño.18 Cumplido el plazo fijado por el rey Nabucodonosor, y conforme a sus instrucciones, el jefe de oficiales los llevó ante su presencia. 19 Luego de hablar el rey con Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no encontró a nadie que los igualara, de modo que los cuatro entraron a su servicio. 20 El rey los interrogó, y en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino. 21 Fue así como Daniel se quedó en Babilonia hasta el primer año del rey Ciro.
Daniel 1/1/20. NVI
Daniel tenía una fe inquebrantable. Su confianza en el Señor lo sostuvo cuando fue sacado de su patria, hecho cautivo y enviado a un país extranjero. Esa fe lo fortaleció cuando sirvió a cuatro reyes diferentes y enfrentó muchos problemas.
Conocer a Dios y confiar en Él son los dos elementos clave de la fe profunda. Daniel, que era miembro de la nobleza israelita, conoció al Señor desde temprana edad. Mientras estuvo cautivo, sus palabras y sus acciones demostraban que conocía las Sagradas Escrituras y que quería obedecer a Dios. Cuando le sirvieron una comida que había sido sacrificada a los ídolos, se arriesgó mucho al pedir que le dieran otro alimento. Dios hizo que se ganara la buena voluntad del oficial. Como Daniel, nosotros también debemos invertir nuestra vida aprendiendo y haciendo lo que agrada a nuestro Padre celestial (Col 1.10). 10 para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios
Colossians 1:10 | NVI
Pero este joven no solo sabía lo que decían las Sagradas Escrituras; confiaba, también, en que Dios haría lo que había prometido. Cada vez que Daniel tomaba una postura piadosa, estaba demostrando su confianza en el Padre celestial. Y también sus amigos, Sadrac, Mesac y Abed-nego, tenían una fe firme. No sabían con certeza si el Señor los libraría del horno de fuego, pero confiaron en que Él haría lo correcto (Dn 3.16-18). 16 Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron a Nabucodonosor:—¡No hace falta que nos defendamos ante Su Majestad! 17 Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. 18 Pero aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua.
Daniel 3:16-18 | NVI
Entre las barreras para tener una fe inquebrantable están el orgullo (“no reconoceré que necesito la ayuda de Dios”), la arrogancia (“sé cómo hacerlo; no tengo que preguntarle a Dios”) y la autosuficiencia (“puedo hacerlo sin su ayuda”). ¿Cuáles de estas barreras le están impidiendo ser una persona de fe inquebrantable? Confiéselas sinceramente, y vuélvase al Señor.
Amigos cristianos en todas las naciones, recapacitemos profundamente dentro de nuestro ser espiritual, y pidámosle al Espíritu Santo de Dios, nos muestre y quite de nuestras vidas todas las barreras que no nos permiten tener una vida completa en la Fe de Mi Sr Jesucristo; reaccionando completamente, entreguemos todo orgullo, prepotencia, autosuficiencia, y saquémonos de nuestra vida espiritual, familiar, ministerial, social, todo lo malo que estorba nuestro crecimiento en Jesucristo, para dar testimonio vivo de aquel que nos saco de la obscuridad a la luz de Su Palabra.
Renovemos nuestro espíritu, fortalezcamos nuestra fe en Jesucristo, dando lo mejor de nuestras vidas, agradecidos por todo lo que ha hecho Nuestro Padre Celestial dándonos una herencia incorruptible, llamándonos y amándonos como sus hijos llegaremos a Su Casa Celestial.
Amen.!
Jcoa.!