¡Dar lo mejor a Mi Sr Jesucristo.! Jcoa.!

¡Pasión por servir a Dios!Charles Stanley.!

2 Corintios 11.22-31

22 ¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado más arduamente, he sido encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces. 24 Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. 25 Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. 26 Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los *gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 27 He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez. 28 Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Cuando alguien se siente débil, no comparto yo su debilidad? ¿Y cuando a alguien se le hace *tropezar, no ardo yo de indignación?30 Si me veo obligado a jactarme, me jactaré de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús (¡sea por siempre alabado!) sabe que no miento. 

2 Corinthians 11:22-31 | NVI

En el pasaje de hoy, la descripción que hace Pablo de su sufrimiento es notable en dos sentidos. Primero, había enfrentado un tormento considerable por su fe. Segundo, se negó a quejarse o a buscar compasión, si todo eso era el precio por servir con pasión a Cristo.

Servimos de acuerdo con la voluntad de Dios, no la nuestra. En el camino de Damasco, Jesús le dijo a Pablo: “Se te dirá lo que debes hacer” (Hch 9.6). 6 Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

Acts 9:6 | NVI

Debemos buscar la dirección y el tiempo del Señor, en vez de elegir el ministerio que nos parezca mejor. Dedicarse a hacer lo que Él pide requiere valentía; cualquier cosa menos equivale a limitar nuestra obediencia.

Servimos conforme a nuestros dones, no a nuestras habilidades innatas. Un don espiritual es el regalo especial que Dios nos da para servirle. Las habilidades pueden ser útiles en su obra, pero sus dones nos equipan para el éxito. No fue su habilidad innata lo que hizo de Pablo un predicador efectivo. De hecho, habló de la inutilidad de sus habilidades y de su formación, en comparación con el conocimiento de Cristo y de su servicio a Él (Fil 3.4-9). 4 Yo mismo tengo motivos para tal confianza. Si cualquier otro cree tener motivos para confiar en esfuerzos humanos, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa; en cuanto a la interpretación de la ley, *fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable.7 Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. 8 Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo 9 y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la *fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. 

Philippians 3:4-9 | NVI

Debemos servir enfocándonos en Dios, no en el trabajo. Pablo se destacaba por mantenerse centrado en Cristo, pero aquí es donde muchas personas fallan. Somos atrapados por las responsabilidades y los elogios, que pueden hacernos perder de vista el verdadero objetivo: alcanzar a los desvalidos y a los que necesitan a Cristo.

Hacer el “trabajo de iglesias puede agradar al ego, pero agota al cuerpo. Si nos mantenemos enfocados y servimos con nuestros dones, el servicio será satisfactorio, aunque sea difícil o doloroso.

Amigos cristianos en todas las naciones; ninguno de nosotros le damos la talla a lo que el apóstol Pablo vivió, e hizo por la causa de llevar el Evangelio a todas las naciones, pero nos sirve de testimonio para que nosotros tengamos en cuenta lo que podemos hacer con nuestros dones y talentos para ponerlos al servicio de la causa de llevar el evangelio junto con el servicio de ayudar a nuestro prójimo.

Esto es servirle a Nuestro Padre Celestial dar lo mejor de nosotros en amor por los demás, desinteresadamente, con entusiasmo y dedicación. 

 Feliz fin de semana, seamos de bendición en el lugar en que nos encontremos.

Amen.!

Jcoa.!

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